Con las muchas tareas que se requieren al iniciar un negocio o lanzar un nuevo producto, inevitablemente hay algunas que quedan fuera, debido a limitaciones de tiempo o simplemente porque se pasan por alto. Por supuesto, las tareas esenciales generalmente gozan de prioridad, mientras que las menos importantes se dejan para un momento más oportuno. Desafortunadamente, no siempre se comprende cuán cruciales son algunas tareas. Una de esas tareas realmente críticas que pueden pasarse por alto en la prisa general es el registro de marcas.
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Una conocida compañía petrolera descubrió una vez cuán importante es este paso para su costo. Habían decidido actualizar su imagen y se habían decidido por un cambio de nombre. Para obtener el mayor beneficio de este cambio de nombre, lanzaron un concurso con una lista de nombres y premios por adivinar la elección definitiva.
Un francotirador emprendedor comprobó y descubrió que la empresa no había registrado ninguna marca comercial en los nombres. Era muy sencillo registrar los nombres más probables y luego esperar el resultado de la competencia. El nombre ganador se anunció con mucha fanfarria. Era uno que ya había sido registrado.
El resultado fue que la empresa se vio obligada a pagar una suma sustancial por la marca o enfrentarse a una batalla legal larga e incierta. La suma involucrada probablemente fue bastante insignificante en términos de los ingresos generales de la empresa, pero el costo podría haberse evitado con un poco más de atención a los detalles.
Robert T. Kiyosaki, de la fama de "Padre rico, padre pobre", relata una historia similar con su primera empresa comercial. A él y su pareja se les ocurrió el concepto de llaveros de velcro o carteras para surfistas. Diseñaron debidamente y comenzaron a fabricar una gama de productos. En este caso, descuidaron patentar la idea debido a la escasez de fondos.
Descubrieron a su costa que esto no era algo que se pudiera dejar para más tarde, cuando un competidor patentó la idea. Se encontraron en dificultades legales y se perdió un negocio que alguna vez fue próspero y multimillonario.
Aunque esto se relaciona con una patente más que con marcas comerciales, la lección subyacente es la misma: su derecho legal a comercializar la marca depende tanto de la obtención de patentes cuando corresponda como del registro de la marca. Asegúrese de presupuestar estas actividades. En la práctica, no son menos importantes que asegurarse de que el producto sea satisfactorio en todos los aspectos o que la marca elegida tenga un atractivo popular, y debe ocupar un lugar destacado en la lista de tareas esenciales para cualquier emprendedor.
Se calcula que la marca de una importante empresa de refrescos vale muchos miles de millones de dólares, y hay muchas otras que son muy valiosas. Aunque los pagos por nombres comerciales pueden gozar de un estado un poco nebuloso en términos contables, la realidad empresarial es que pueden ser activos extremadamente valiosos, incluso si son intangibles. El derecho legal a hacer negocios con un nombre determinado oa la propiedad de una idea o marca es un pilar fundamental para todas las empresas que comercializan productos o servicios genéricos, excepto las muy pequeñas.
Otro punto importante es utilizar los servicios de un profesional experimentado. Hay muchos problemas legales potenciales involucrados y la redacción de una solicitud puede ser crítica. El mejor consejo es hacer el trabajo correctamente: solo entonces puede haber plena confianza en el nivel de protección que ofrece el registro de marcas.
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